31 de marzo de 2010

ISRAEL, part. I

Entre el 13 y el 20 de marzo he estado de viaje pajaril por una de las mecas de la ornitología del Paleártico Occidental, Israel. Lo he hecho en compañía de Gonzalo Lage, Paco Chiclana y Alfonso Barragán y el resultado, como no podía ser de otra manera por el lugar y las fechas escogidas, ha sido apoteósico. Más aún en mi caso porque no había estado pajareando nunca tan al Este, lo que ha supuesto que sumara muchas más especies de lo normalmente establecido para el país y que son comunes desde Francia hasta los Urales, por ejemplo, curruca zarcerilla, corneja cenicienta o bisbita gorgirrojo, entre otros. Voy a hacer un pequeño resumen, en varias entradas, del viaje pero en las próximas semanas prepararé un trip report mucho más detallado, en pdf, y que estará a disposición de quien le interese con solo mandar un mail a mi correo particular.
Llegamos al aeropuerto de Ben Gurion, en Tel Aviv, a las 04:40 h. local del día 13 de marzo. Tuvimos un pequeño problema con una maleta, lo que hizo retrasar el comienzo de nuestra primera jornada en el país pero, no tardando y con el frescor de la mañana todavía, recogimos el coche de alguiler (un Mazda 5) y pusimos rumbo a nuestro primer destino, Ma`agan Mikhael.
El viaje lo hemos planteado de norte a sur dando la vuelta entera al país.
Hemos podido observar 188 especies de las cuales, para mí, 57 han sido nuevas. Lo que, creo, es un éxito rotundo.

1ª JORNADA: Ma`agan Mikhael, Monte Gilboa, Hula Valley


Ha primera hora de la mañana (aunque no tan pronto como nos hubiera gustado) estábamos en la zona denominada Ma`agan Mikhael, una zona costera en el Mediterráneo oriental compuesto por una serie de piscifacorias donde se concentran gran número de especies de interés para el twitcher de la Europa más occidental. Ya, durante el trayecto pudimos ir viendo cosas interesantes como cornejas cenicientas, avefrías espoladas y los numerosos minás comunes, especie esta última introducida en el país.
Accediendo a la zona costera comienzan a hacerse numerosas otras especies. Muy abundante resulta el buitrón elegante que, como alguién dijo por ahí una vez es, sin duda, la banda sonora de Israel, ya que por todo el país se oye su monótono canto.
Abundante también por todo el país el bulbul cabecinegro. En las charcas de la piscifactoría: garceta grande, martinete común, carricero común, andarríos bastardo, andarríos chico... etc. Aquí comenzamos a ver a dos de las estrellas del lugar. El primero, el martín pescador de Esmirna, una belleza de pájaro. Un martín grande, de colores muy vivos y que se comporta más como una carraca o, mejor aún, como una cucaburra, que como un martín. Más adelante llegaríamos a verlo en medio de bosques sin agua, aparentemente, cerca.

El que sí oteaba la superficie acuática desde cables, ramas peladas, postes y cualquier soporte que le sirviera de atalaya era el martín pescador pío. Impresionantes sus cernidos para, después, lanzarse a por su presa.

Numerosa aquí también otra de nuestras especies objetivo, la gaviota arménica. Gaviota preciosa sobre todo, como es lógico, los adultos en plumaje nupcial. Ese ojito pequeño y negro, tan diferente de nuestras gaviotas, le da un aire oriental muy elegante.

Desde la playa y a unos metros de distancia de nuestra posición, ya en el mar, vimos un grupo de 7 gaviones cabecinegros, un adulto precioso y 6 subadultos. Ave mítica también y monstruosamente bella.
Y para acabar de redondear el listado de bimbos que buscábamos aquí, no nos fue difícil detectar un carricero egipcio cantando y mostrándose en todo su esplendor. Supongo que su nombre científico Acrocephalus stentoreus lo define perfectamente, porque sí que es ostentoso, sí.

Avandonamos Ma`agan Mikhael para dirigirnos a las estribaciones del Monte Gilboa en busca de nuevas especies. Por el camino vemos nuestro primer ratonero moro del viaje, de la ssp. rufinus que me permite compararlos en mi memoria con los cirtensis del Magreb. En el valle de Harod se nota movimiento migratorio, con enormes bandos de cigüeñas blancas y cigüeñas negras, algún águila pescadora, cernícalos primillas, un grupín de espátulas que nos pasa por encima... etc. La ssp. momus de curruca cabecinegra es bastante común en la vegetación rala de la zona y, mientras estábamos observando uno de estos ejemplares, nos sobrevuela una gran rapaz. Aparece muy alta, sobre las crestas recortadas de los montes que rodean al Gilboa y no nos cabe duda de que tenemos ante nosotros a nuestra primera águila moteada que, además, sería la única de todo el viaje. Pude hacerle una foto testimonial.

En esta zona también, nuestras primeras perdices chukares y un machito precioso de suimanga palestina cantando sobre un espino. Además pudimos disfrutar de los hyrax del Cabo, conocidos también como damanes; y que nos recuerdan las increíbles imágenes que aparecen en los documentales de águilas de Verreaux cazando a estos parientes de los elefantes. De aquí nos vamos al Hula Valley.
Lugar increíble también, lleno de vida. Muy interesante, si se va con poco tiempo, coger uno de los cochecitos de golf que alquilan para recorrer la zona. Salen económicos y pueden ir cómodamente 4 personas, como era nuestro caso.
Aquí, las avefrías espoladas son muy abundantes. Al ser una zona húmeda, se pueden ver los dos martines, además de un tercero, el nuestro. Varias especies de patos abundan sobre sus aguas al igual que algún limícola.


Pero la primera especie que intentamos aquí no fue ninguna asociada al agua. En un pequeño bosquete donde parece ser que es fácil encontrarlo, vimos un pico sirio, el pájaro carpintero del norte de Israel.
Sabíamos de la presencia de hasta tres grullas damiselas entre las miles que pasan el invierno allí. Muchas de las invernantes ya se había ido, pero estaban llegando otras de los ejemplares en paso, por lo que no teníamos la certeza de poder dar con alguna de ellas. Pero, a veces, el destino se pone de tú lado y te da una alegría. Así, en el primer bando que prospectamos, teníamos una damisela a huevo. Pude hacerle una cutrefoto con la cámara compacta que llevaba (no apta para digiscoping, pero sí para intentar casos extremos como este) y un buen telescopio, y salió esto.

Otras de mis especies nuevas que me proporcionó este lugar fueron el bisbita gorgirrojo, la collalba isabel y el pelícano común. No para mis compañeros que ya habían estado en el Este. También oímos varios francolines comunes, una de las especies objetivo del viaje, pero a los que no conseguimos ver de ningún modo.
Pasamos la noche en Tiberias, a orillas del mar de Galilea.
2ª JORNADA: Monte Gilboa, Kfar Ruppin, Mar Muerto, Wadis Salvadora y Mishmar, Neot Hakkikar
La mañana, apenas había amanecido, la comenzamos de nuevo en el Monte Gilboa ya que no habíamos cumplido el objetivo del día anterior, seguramente por no ir a la hora buena. El pájaro que buscábamos aquí era el bisbita piquilargo al cual, localizamos muy rápido gracias a que estaba cantando a lo bestia. Además lo tuvimos relativamente cerca lo que nos hizo gozarlo aún más.

En esta foto no aparece, pero a escasos dos metros del bisbita, había posado un nuevo bimbo para nosotros, el escribano ceniciento. Además, aquí también, mis primeras currucas zarcerillas y bimbamos curruca mirlona oriental, a las que a las primeras, veríamos por cientos durante el resto del viaje. Otras especies de interés fueron: suimanga palestina, ratonero moro, alcaraván y dos mamíferos, chacal y gacela de montaña.
Con los deberes cumplidos, además, por la vía rápida, nos fuimos a Kfar Ruppin, unas salinas industriales que han convertido en punto de birdwatching. Aquí, volvimos a disfrutar de los carriceros egipcios, gaviotas arménicas y demás avifauna acuática. También nuestros primeros archibebes finos y un águila pescadora más. Una de las ssps. orientales de tarabilla común rondaba la zona. Pero el objetivo aquí era el cormorán pigmeo, del que pudimos ver dos ejemplares en vuelo. Este es uno de ellos.

Como sorpresa, nos pasó volando un macho de tortolita rabilarga al que solo pudimos ver dos de los cuatro intrépidos, lo que creó dierta alarma y angustia. Menos mal que la acabaríamos disfrutando a placer antes de que acabara el viaje.
Saliendo del complejo nos sobrevoló nuestra primera águila pomerana de las decenas que veríamos a lo largo de la semana. Fué esta.

Pusimos rumbo ya descaradamente hacia el sur y, por el camino, fueron cayendo nuevas especies, como los primeros abejarucos verdes que veíamos posados en los cables de luz y teléfono que van paralelos a la famosa carretera 90.
Hicimos una parada a la altura del km. 270 donde vimos nuestras primeras especies típicas del desierto de Judea. El cuervo colicorto, el estornino de Tristram y la collalba colinegra.
Un poco más adelante visitamos el Wadi Salvadora en busca de escribano estriolado y camachuelo del Sinaí, sin éxito. Sin embargo sí que sacamos aquí la perdiz desértica y el avión roquero africano. Además, terrera sahariana, collalba negra de Brehm, cuervo colicorto, terrera común y la collalba colinegra y el estornino de Tristram muy abundantes.
Nos dirigimos a otro punto bueno para el camachuelo y el escribano, el Wadi Mishmar, pero tampoco tuvimos suerte, aunque nos gustó mucho y decidimos intentarlo a primera hora del día siguiente. Aquí nos bimbamos el buitrón desertícola, bicho precioso y curioso. También, escribano ceniciento.
Por el camino, entre un wadi y otro, vimos varios ejemplares de cabra núbica.
A última hora de la tarde habíamos quedado con Yoav Perlman, ornitólogo israelí para intentar ver el chotacabras núbico en la zona de Neot Hakkikar. Quedamos en una balsa que, en principio, era muy buena para ver gorrión del Mar Muerto. Pero debido al fuerte y excesivamente caluroso viento sur que levantaba una fina capa de arena que hacía ocultarse hasta el sol, no vimos nada. Disfrutamos de un porrón pardo, collalba isabel, abejaruco verde y un zampullín común. En otra balsa cercana, correlimos de Temminck, vencejo pálido y avión roquero común.
Ya siendo noche cerrada, Yoav nos llevó por un recorrido nocturno en busca del núbico. Las espectativas eran muy malas pero, al final, conseguimos ver tres ejemplares en muy buenas condiciones, posados en el suelo, cerca del coche, ya que les costaba volar debido al fuerte viento. Pude hacerle esta foto testimonial a uno de ellos.
Pasamos la noche en el kibbutz de Neot Hakkikar, al lado de la frontera con Jordania y a las orillas del Mar Muerto.

1 comentario:

Xabi Varela dijo...

Joba ya me tardaba el report!!!Por fin!Que vicio de viaje!!Un abrazo tío!!!