1 de junio de 2006

DE PAJAREO POR NAVARRA

Si una especie me rondaba la cabeza para ser incluída en mi lista, esa era el Pico dorsiblanco (Dendrocopos leucotos). Quizá fuera por ser una de las especies con menos efectivos en nuestro país, quizá por su difícil localización, o quizá por aquello de rematar la familia de los pícidos en España, ya que era el único miembro que me quedaba, esta primavera me había propuesto marcarla como una de mis especies objetivo.
Desde que me vine a vivir a Burgos he tenido la suerte de conocer a mucha gente de por aquí, con grandes conocimientos en cuanto a las aves de nuestro país. Uno de ellos es Pedro Arratibel, burgalés de adopción pero, por suerte para mí y para esta misión, navarro de nacimiento; así que lo primero fué ponerme en contacto con él. Un par de mañanas delante de un café y toda su sapiencia y conocimientos sobre la Selva de Irati fué a parar a mi cabeza, o al menos a los mapas que él me prestó... Conocedor de la riqueza de su tierra, desgranó uno por uno, los mejores sitios para ver el leucotos en este maravilloso lugar y tomé nota de todo lo que pude. Además me describió otros sitios de interés para ser visitados en un viaje relámpago como este, que reunían las condiciones básicas para que nos acercáramos, fauna singular del lugar y cercanía, ya que en un viaje con objetivos tan marcados no puedes entretenerte mucho, ¡por desgracia!, que conste en acta, no sea que alguien me acuse de no saber disfrutar de los valores naturales que nos ofrecen cualesquiera de los rincones de nuestro país... Pero desgraciadamente, en la sociedad en la que vivimos, no disponemos de todo el tiempo que quisiéramos.


Selva de Irati, Navarra. El que va caminando es Miguel Rouco, abril 2006


Foz de Arbayún, Navarra, abril 2006

Así, con toda la información en nuestro poder, partimos el día 31 de marzo por la tarde. Miguel pasó por Burgos a recogerme, procedente de Salamanca (no sin antes hacer una paradita en su amado Azud de Riolobos) y a eso de las 18,30h salimos rumbo a Ochagavía, justo al pie de Irati, donde pasaríamos la noche. Escogimos un bonito hotel rural en la plaza del pueblo, una habitación de dos camas (pero sin mariconadas) que nos costó 54€. Antes de acostarme estuve charlando con el dueño del hotel y preguntándole sobre el mapa que en que cota se encontraba la nieve, para luego nosotros, aplicar el "plan A" o el "plan B", y no os penséis, ¡incluso teníamos un "plan C"!

Antes de que amaneciera ya estábamos cargando el coche. Por cierto, Ochagavía es un pueblo precioso, y además levantarse por la mañana escuchando lavanderas cascadeñas (Motacilla cinerea) y Mirlo acuático (Cinclus cinclus) en el río que atraviesa el pueblo, no tiene precio... Empezamos por el "plan A" y subimos por la parte occidental del bosque, aprovechando la carretera hasta donde puede seguirse. Damos un pequeño paseo por la zona, pero enseguida vemos que no es el hábitat adecuado, ya sabéis, lo que dicen todos los libros: laderas de fuerte pendiente, hayas viejas, madera muerta en el suelo... ¡que os voy a contar! Pasamos el rato observando especies de aves forestales y aplicamos el "plan B", el cual casi nos lleva a la frontera con Francia y a la parte oriental de Irati. ¡Aquí sí! Este en principio parece buen sitio, el problema va a ser caminar por esas pendientes con la mochila a cuestas, telescopios y la ropa de abrigo. Pero, ¿qué no se merece la observación de un Pico dorsiblanco? Creo que eso y mucho más. Durante el trayecto vimos especies forestales típicas de los hayedos, así: Carbonero palustre (Parus palustris), Agateador norteño (Certhia familiaris)... y luego otras que sienten predilección por los abetos, como el Piquituerto común (Loxia curvirrostra) o el Reyezuelo listado(Regulus ignicapillus), que de esta última especie botánica, también existe una gran represetación en Irati.

Sería después de caminar una hora y media más o menos cuando escuchamos el primer reclamo de nuestro afamado leucotos. Justo sería mientras hacíamos una parada junto a uno de los mojones que separan España de Francia. La situacion, nosotros pisando España y el pícido cantando en Francia, ¡no! si no lo vemos en España no contará para la lista de las aves de España... A los pocos segundos aparece una pareja que se mueve de haya en haya hasta ponerse encima de nosotros. En este momento pisamos suelo francés, pero cambiarían las tornas; ya que entonces sería la pareja de leucotos la que estaría sobre un haya español. ¡Hecho, además de bimbo, vale para la lista española! Pudimos contemplar la pareja durante unos diez minutos hasta que desapareció, y sin más, nos pusimos a caminar en dirección al coche. Durante este trayecto observamos un tercer ejemplar.

A eso de las 13,30 h. estábamos de vuelta en Ochagavía, donde repusimos fuerzas. Lo hicimos en el Asador Kixkia, donde probamos uno de los manjares de la gastronomía navarra. Lástima que ahora no recuerdo su nombre, pero constaba de alubias negras acompañadas de berza cocida y un plato de carne de varias clases (costillas, chorizo, tocino y morcillas), acompañado de vino de la tierra, cuajada y chupito de hierbas; o sea, lo justo para combinar la celebración del bimbo, la reposición de fuerzas y una amena charla. Pero nuestro viaje a Navarra no estaba completo. Había otra especie que nos hacía la boca agua, y sabíamos que estábamos en el sitio correcto y en la época correcta. Una de esas especies "comunes" que tienes pendiente de tachar desde hace años y que no encuentras la oportunidad, Mirlo capiblanco (Turdus torquatus). Ya en Burgos, Pedro me había dicho que la especie era factible, pero que quizá era un poco pronto, aunque en Avesforum yo ya había leído que las aves iban apareciendo por el norte. No se si fué por el vino o los chupitos pero cogimos la "carretera francesa", como la llaman aquí, y nos subimos hasta el puerto de Larrau, justo en el límite del bosque, y el límite de nieve, ya que a partir de aquí no se podía seguir subiendo con el coche. Yo decidí dar un paseo siguiendo la carretera, ya que también sabía que estábamos en el límite occidental de la población pirenaica de Gorrión alpino (Fringilla montifringilla), y tampoco la he visto (algún día contaré mis desgracias con esta especie). Miguel decidió quedarse a hechar un vistazo desde un mirador al borde de la carretera. No había caminado ni cinco minutos cuando Miguel me llamaba a voces. Corrí carretera abajo y nada más llegar a él me dijo ofreciéndome su telescopio: "¡Toma, bimba!", y coño que si lo hice... un grupito de mirlos capiblancos se alimentaban justo en el borde entre el hayedo y los prados montanos. Saltos de alegría, abrazos, felicitaciones y a disfrutar de estos pájaros. Conseguimos acercarnos un poco más y los estuvimos viendo a huevo. Ya en el trayecto de bajada hacia Ochagavía vimos otro grupito que, además, no sintió temor del coche y a los cuales Miguel pudo fotografiar a placer.

Acabamos el día en la Foz de Arbayún, que además de las habituales rapaces rupícolas nos deleito con un precioso ejemplar de Treparriscos (Tichodroma muraria). Nos cayó la noche, y de aquí de vuelta a Burgos, donde Miguel haría noche antes de volverse a Salamanca. En la mochila, dos especies más y un paraíso llamado Navarra.

Pico dorsiblanco, selva de Irati, Navarra, abril 2006. Foto de Miguel Rouco

Mirlo capiblanco, puerto de Larrau, Navarra, abril 2006. Foto de Miguel Rouco

1 comentario:

Mario Alonso dijo...

Ya me he apuntado fecha para pillar el leucotos y si puedo también el D.Martius.
Muy buen relato.
Mario